El amor no tiene edad

El amor no tiene edad


El amor no es de edad, sino de almas.

… decían que era inmortal, de miles de años, aunque lucía como un apuesto joven, y se enamoró de una joven, y la joven de él.

¿Te imaginas, si eres joven, estar con una persona 20 o 30 años mayor? O si eres mayor ¿te imaginas estar con una persona 20 o 30 años menor? Quizás no, quizás sí. Quizás en principio la sóla idea te cause rechazo, quizás pienses que las parejas que están juntas, en tales condiciones, sólo lo están por algún tipo especifico de interés, pero ¿piensas que eso es invariablemente así en el 100% de las veces?

No generalizar

Es verdad que una buena parte de este tipo de parejas lo hace por algún tipo específico de interés, por lo general dinero, sexo, prestigio, posición social, apariencia, herencia, etc., pero no siempr es así y probado está hasta la saciedad que en buena parte de esas relaciones también existe amor verdadero. Además, si se habla de interés ¿no sucede lo mismo con muchas parejas de edades similares? Por lo general, siempre hay un interés, sólo que cuando la diferencia de edad es pronunciada, se suele pensar que es lo único que puede haber.

Pero ¿es posible enamorarse de una persona 20 o 30 años mayor o menor? La respuesta es sí. Y sabemos que es así porque los casos abundan. Y cuando sucede, entonces verdaderamente se conoce que es un amor legítimo y acaso más valedero porque se ha sobrepuesto a las adversidades culturales y a los esteretipos tradicionales. Y se sabe que es amor, porque se han aislado cuestiones de juventud o de vejez, de dinero o de escasez, etc. Es decir, no hay nada, o más bien, hay poco, que debiera haber originar ese enamoramiento, y sin embargo sucede. Caso diferente cuando una persona ve en otra, ya dinero, ya cuerpo, ya juventud, etc., pues podría darse el caso que realmente ese amor no fuera tan robusto, sino que realmente la persona se estuviera dejando impresionar de estos otros aspectos.

Igualdad de posibilidades

Pero veámoslo de otro modo, encontrar el amor, el amor verdadero, ese que es para toda la vida, es terríblemente díficil, inclusive entre personas de nuestro rango de edad. Es decir, no porque las edades estén lo más próximas posibles, significa que tendremos más posibilidades de encontrar el amor verdadero, ese amor de toda la vida… no, absolutamente NO, cualquier persona puede estar de acuerdo con ello, percatarse de ello.

Pero llevémoslo a un nivel más allá, y supongamos que la persona ha nacido el mismo día, a la misma hora que nosotros, ¿eso garantizará acaso que serán más afines, que habrá más amor? No, absolutamente NO. No importa cuánto se acerque a nuestra fecha de nacimiento o cuanto se distancie de ahí, no va por esa vía

Así las cosas, es evidente que el amor no es una cuestión de edad, sino de afinidad, afinidad que realmente se debe dar en muchos niveveles. Y la afinidad es atemporal, simplemente sucede. No que realmente suceda de la nada, sino que intuitivamente las personas se reconocen similares en muchos aspectos, especialmente los que atañen a la persona en sí, sus valores, sus aspiraciones, sus ideales, su lucha, su atracción sexual, su cariño, etc.

La afinidad es atemporal

La afinidad es atemporal, lo que sucede es que, dependiendo de las diferencias de edad, surgen en nuestra mente condicionamientos que ni siquiera son de nosotros, condicionamientos culturales, sociales, el qué dirán, el «podría ser su papá», «podría ser su mamá» o «es que una persona así es muy inmadura», «no sabe para dónde va», «podría ser su hijo», «podría ser su hija», etc.

Pero todo esto no es más que pretextos y condicionamientos sociales que hallamos en cualquier rango de edad, que no son exlusivos de este tipo de casos, sino que inclusive los hallamos en parejas de edades similares, condicionamientos tales como: «es muy alto», «es muy bajo», es «blanco», «es negro», «es carpintero», «es ama de casa», etc.

El amor que muta

Ahora bien, hay algo que si es una realidad: existe una enorme tendencia a que una diferencia de edad muy pronunciada provoque cambios en el tipo de amor. Por ejemplo, hay parejas que se aman, pero que ya el uno, ya el otro, comienzan a ver en el otro u otra una figura paternal o maternal.

Realmente esto sucede en todas o casi todas las parejas. Es decir, se ven como hombre y como mujer, como compañeros de vida, como compañeros sexuales, pero también, ya en mayor o menor grado, se ve también en el otro un padre (un protector) o una madre (pendiente de él, de sus necesidades). No hay una norma fija, y depende de cada persona y de cada pareja. Sin embargo, ese porcentaje suele incrementarse considerablemente cuando la diferencia de edad en la pareja rebasa los 20 años, siendo casi ineludible con una diferencia de 30 años o superior. No es que surja esa figura maternal o paternal, es que se potencia enormemente.

Y sin embargo, aún así, la relación puede funcionar, y casos hay en cantidades donde esto queda probado. Esto, por supuesto, no es que sea ni bueno ni malo, y depende de cada pareja. Esto no significa que las parejas que se llevan más edad sean más funcionales que las que se llevan menos edad, siendo que tienen la misma complejidad de encontrar el amor verdadero que parejas contemporáneas.

En casos más extremos ya no sólo verá a la otra persona como un padre o como una madre, o como un hijo o como una hija, sino como un abuelo, o como una abuela, o como un nieto o una nieta y, sin embargo, si hay amor ¡la amará! ¡o lo amará! (estamos hablando de amor legítimo, no de atracciones pasionales aberradas). A su forma, posiblemente víendolo como algo imposible, como tabú, en secreto… son almas que se aman, pero por cuestiones estrictamente físicas, de esos avatares que tiene la vida, no pueden estar juntas… pero la vida no es sólo una y tienen la «eternidad» por delante, ya llegará el momento para que estén juntos, ya llegará el momento de la dicha y del beso.

Y es que, en última síntesis, el amor no es de edad, sino de almas, y en este punto queda el asunto resuelto. A veces nisiquiera se encuentran y sólo queda conformarse con amores tibios, a veces el uno ya va de partida, a veces el otro hasta ahora está naciendo, pero  ¡qué dicha cuando se encuentran y es posible!

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