Las personas cambiamos la historia del mundo todos los días

Las personas cambiamos la historia del mundo todos los días


Uno como persona, como manifestación de la vida, no está aislado de la vida, ni de los otros seres.

Un ser humano es tan valioso y tan importante en el mundo, que con su presencia o su ausencia  todos los días cambia la historia del mundo. Para cambiar la historia del mundo no se necesitan grandes prodigios ni grandes hazañas, ni hacer una nueva guerra, etc., sino que todos los días se cambia la historia del mundo con los pequeños actos de la vida cotidiana.

Si una mujer trae un niño al mundo, aunque parezca que es algo cotidiano, de hecho, ya ha cambiado la historia del mundo pues ese ser humano que trae a la vida interactuará con otras personas, hará feliz a otra persona, tenderá una mano, se convertirá en el mejor amigo de alguien, etc. Y a su vez, la vida de esas otras personas estarán permeadas por su presencia y sus vidas no serán iguales.

Uno no es un individuo aislado del mundo, sino un ser interconectado y con sólo su presencia ya cambia la historia del mundo porque afecta la vida de otras personas que, a su vez impactan en la vida de otras, y así sucesivamente.

Tan es así que si uno invita a tomar un café a un amigo, ya cambia la historia del mundo. Ese amigo posiblemente iba a ir para otro lado, pero si hubiera ido allá por el camino lo hubieran asaltado y hubiera muerto. Y esa ausencia impactaría potencialmente en los familiares y allegados. Alguno de los allegados, Diego, al enterarse de la noticia entra en un estado de nervios e insulta a su jefe y pierde el trabajo. Sin embargo, asiste al funeral y, luego de algunos días decide aceptar un trabajo donde sólo iría a ganar miserias. En ese trabajo conocería a Sofía, una mujer de la que se enamoraría perdidamente, y tendría tres hijos. Sin embargo, ella luego le sería infiel y él terminaría sumido en una depresión que le llevaría a la drogadicción y a la muerte. Felipe, el hijo menor de ellos, al ver lo sucedido con su padre, se iría del país y allá haría vida, conocería otras personas, impactaría en otras personas (seguiría cambiando la historia del mundo).

Sin embargo, ese amigo ya no va al sitio al que iba a ir, ahora viene a nuestra casa y se enamora de una de las primas (pero eso es otra historia). El caso es que no muere y Diego, ya no entra en estado de nervios ni insulta al jefe (porque el evento ya no sucede) y, por el contrario, es ascendido. Con el dinero excedente se compra una finca dónde cuida un lugareño que estaba pensando en suicidarse porque su esposa estaba embarazada y él no conseguía empleo. Sin embargo, ahora viven muy felices. Diego, por su parte, no logra tener hijos porque la prima que conoció es estéril, sin embargo, ahora han adoptado a dos mellizos y también a Tomás, un perro traído de Etiopía.

En este caso, resulta evidente la forma en que se han afectado muchas vidas, y con ello la historia del mundo, pues la historia del mundo no se construye necesariamente con grandes hechos, sino con las cosas cotidianas que hacemos todos los días. Pero además hay un hecho evidente: Felipe, el hijo de Diego y Sofía, nunca existió (estuvo a punto de existir, qué tanto era un café), no viajó a otro país y su ausencia, por supuesto, cambia radicalmente la vida de esas otras personas, pues no sólo se cambia el mundo con nuestra presencia, sino también con nuestra ausencia, cuando obramos o cuando dejamos de obrar, para «bien» o para «mal».

Con sólo invitar a un amigo un café, hemos cambiado la historia del mundo, el mundo ya no será igual, ni existirán las mismas personas, ahora existirán otras que realizarán otras acciones y por consiguiente, ahora todo será diferente.

Pero esto es sólo un ejemplo de cómo se cambia el mundo con sólo invitar un café a un amigo. La cuestión es que en la vida uno no sólo invita un café a un amigo, sino que diariamente hace muchas más cosas, y en unos meses hace miles, y en la vida millones. ¡Cuántas veces no habremos cambiado potencialmente la vida de muchas personas sin apenas darnos cuenta! Cosas como estas suceden todos los días. Y, para nuestro ejemplo, sólo hemos tomado como referencia a uno de los hipotéticos allegados que iban a ir al funeral, pero ¿si van cien, o doscientos? Entonces, tanto las pequeñas como las grandes cosas a desarrollarse ya no serán iguales (Las grandes cosas que están hechas de pequeñas cosas).

Esto demuestra que nuestra vida no es aislada de la vida de los otros seres y que, tanto nuestra presencia como nuestra ausencia cambia la historia del mundo. Alguien podría decir, yo no deseo intervenir, yo no deseo que nada cambie por mi culpa, mejor me voy a ir como ermitaño a una cueva en lo profundo de la tierra; pero incluso allá necesitará alimento e interactuar con alguien. Pero incluso si no fuera así, su ausencia también ya cambia la historia del mundo pues, con su presencia sería de un modo, y con su ausencia será de otro. Con su presencia Juliana iba a ser feliz, ahora será esposa de un libertino, etc.

Esto, por otro lado, implica que nuestras acciones deben ser absolutamente responsables pues, con ellas, todos los días cambiamos la historia del mundo. Por supuesto, esto no debe llenarnos de superfluo orgullo pues no nos hace más ni menos seres humanos, no podemos ser más que ello, ni menos que ello: seres humanos. Ni tampoco debe llenarnos de miedo por la carga que conlleva, sino que simplemente debemos tomar las decisiones que consideremos correctas en un momento determinado. Cuando uno hace lo que considera correcto en un momento determinado, no hay ni debe haber remordimiento, sea lo que sea que suceda.

Uno como persona, como manifestación de la vida, no está aislado de la vida, ni de los otros seres, sino que estamos interconectados, y la sonrisa o el desprecio que una persona le hace a otra en el lugar más alejado del mundo el día de mañana podría permear, influir, cambiar potencialmente nuestra vida.

Tú y yo somos esencialmente uno, somos la misma manifestación de la vida, sólo que en diferentes cuerpos.

Tú y yo somos seres muy valiosos, quizás por cosas de la vida a veces podemos pensar que no es así, pero la vida sin nosotros, no sería la misma, muchos seres, sin nuestra presencia, no serían los mismos.

Imagen: pixabay.com

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